viernes, 28 de octubre de 2011

Cielos de lona para Alicia

Artículo publicado en las páginas 26 y 27 del número del mes de octubre de la revista Junio 7:
http://www.junio7.com.mx/impreso/INTERIOROctubre2011.pdf


Cielos de lona para Alicia

El 15 de mayo de 2011, cristalizó en España un movimiento intencionalmente político  originado en las redes sociales auspiciadas por la tecnología informática. Sus reivindicaciones se resumían en un lema: Democracia Real Ya (DRY), exigencia de un heterodoxo colectivo que pretende poner fin a las derivas de una democracia –la española- que, o se habría desvirtuado o habría nacido muerta. Con las reformas políticas y sociales como protagonistas, DRY ha dejado, al margen de un copioso contingente de asambleas, diálogos y lemas emparentados con el quiasmo, elementos físicos que perduraron en diversos espacios públicos, destacando el de la madrileña Puerta del Sol, lugar en el que, desmontado el campamento inicial, se levantó una bóveda confeccionada con materiales de desecho reciclados. Con la bóveda como protagonista, analizaremos algunas relaciones entre arquitectura efímera y movimientos revolucionarios.

Alberto Araico, diseñador de la bóveda

DRY tiene un texto de referencia, el libro ¡Indignaos!, del francés Esteban Hessel, quien arremete contra una difusa clase política y banquera, amén de exhibir un indisimulado antisemitismo. Sin embargo, más allá de propuestas concretas circunscritas a la escena política española, algunas de las cuales han tratado de internacionalizarse bajo el rótulo Spanish Revolution, DRY ha mostrado hasta qué punto el Pensamiento Alicia asiste de nutrientes ideológicos a numerosos grupos operantes en la España actual, idea por otra parte, la de España, frente a la cual se muestra refractaria una gran parte de tan heterogéneo movimiento. Prueba de ello es que el 15-M, no ha mostrado objeción alguna al retorno a las instituciones de la organización terrorista E.T.A., facción nacionalista custodia de las más rancias esencias del antiespañolismo. Para DRY, atrapada en el fundamentalismo democrático que se aloja en sus propias siglas, todo es posible urnas mediante, pues sus últimos objetivos: «cambiar el mundo», no pueden detenerse en pequeñeces como la Nación Española. DRY, con su henchido de idealismo, cree firmemente que el asamblearismo, asentado en puro voluntarismo, puede subsistir al margen del territorio y los bienes que de él se extraen.
Dadas estas pinceladas en torno a los aspectos ideológicos, pasemos a los tecnológicos. El asentamiento de Sol se basó en una gran red de toldos de plástico tensados con cuerdas, material que nos permite conectar con uno de los inspiradores objetivos, -si tenemos en cuenta que la mayoría de los asentados en Sol eran españoles e incluso alguno, alumno de la Escuela de Arquitectura de Madrid- de este tipo de construcciones realizadas a base de membranas: el arquitecto español José Miguel de Prada Poole (Madrid, 1935), que en la década de los 70 –posterior a las revueltas callejeras del 68- destacó por levantar una serie de construcciones que aplicaban técnicas novedosas mediante materiales derivados del petróleo.
Alejado a menudo de los focos que señalan a los arquitectos mediáticos, pese a ser autor de uno de los principales edificios de la Exposición Universal de Sevilla celebrada en 1992, Prada Poole, de quien el que esto escribe fue alumno, ha seguido desarrollando trabajos, casi siempre de investigación, en torno a arquitecturas que resuelvan el importante problema de una vivienda accesible para el gran público. La arquitectura efímera y modular, es también un campo en el que ha hecho importantes aportaciones.


José María Prada Poole

Pero volvamos a Sol y a las estructuras que han envuelto su pretendida revolución. Cabe cuestionarse si existe una arquitectura para la revolución del mismo modo que la hay para otros fines representativos. Parece oportuno recordar las palabras del crítico de la Arquitectura  Christian Norberg-Schulz: «Durante las grandes épocas del pasado, determinadas formas habían estado reservadas siempre para determinados problemas. Los órdenes clásicos se usaban con cautela fuera de las iglesias y palacios y la cúpula, por ejemplo, tenía una función concreta como símbolo del cielo». De este modo, las lonas y la propia bóveda, que nos remiten a asentamientos de carácter militar, pueden ser percibidas como genuinamente revolucionarias, si bien, su desmantelamiento y la desactivación del propio DRY, parecen mostrar el desvanecimiento de una revolución igualmente efímera.
Con la Puerta del Sol despejada y la fe en un cambio de rumbo político bastante diluida, las alabeadas formas del plástico, evocan otras superficies igualmente significativas. En particular, y tratándose en este caso, de un artículo destinado al público mexicano, la cubierta de la Nueva Basílica de Santa María de Guadalupe, que sustituye a la iglesia barroca original construida en el siglo XVIII por el arquitecto Pedro de Arrieta (¿?–1738), hoy muy castigada por los seísmos. Consagrada el 12 de octubre de 1976, es obra de Pedro Ramírez Vázquez, quien ideó su cubierta como si de un gran manto que protegiera a los fieles se tratase.
Pero ese, es ya otro espiritualismo.

Iván Vélez

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